martes, 11 de enero de 2011

Valga la redundancia.


Fatalidad, después de días de no tocar el blog, me pongo muy aplicadamente y al final de hilvanar las ideas y el texto, plufffff, desaparece.
¡Ahhhhhhhhhhhggggggg!!!

¿A donde va la inspiración perdida?¿A donde las ideas borradas?
Busco desesperadamente el botón de "deshacer" , pero no lo encuentro.
Respiro, medito, inspiro...
Ah sí, por donde iba...

A propósito de los propósitos, por eso lo del título de valga la redundancia; el comienzo del año ha sido algo frenético. Me parece que hace al menos dos meses que celebramos el año nuevo y sin embargo, apenas han transcurrido unos días.
Ni listas de cosas para olvidar, ni lista de cosas para hacer, ni la explicación del porqué la foto del burrito en el blog. Esa sigue ahí, en el limbo de las ideas pendientes de inspiración. Una de mis proposiciones para este año, sin duda, es poner esa explicación.

Comienza el año y asusta, parece que nos aproximemos a unas enormes fauces, dispuestas a devorarnos como nos acerquemos más de lo recomendable.

Lo mejor de mi, vuelve al colegio, juega y ríe.

Lo peor de mi, resopla y se angustía con los flecos sueltos.

La actividad nos despista de la realidad, estemos activos. Pero de vez en cuanto, sentémonos tranquilamente en la puerta, sin prisa, difrutemos de una buena compañía, bajemos nuestro ritmo vital y escuchemos entrar el aire en nuestros pulmones, el latido de nuestro pulso, la fuerza de nuestros pensamientos, y en ese momento seremos conscientes de nuestra realidad, y del valor del tiempo, del tiempo que pasamos con nuestros seres queridos.

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